En el paraje conocido como "El Torrejón", junto a la iglesia parroquial, existió una pequeña fortaleza surgida como tantas otras durante el proceso de repoblación. Más tarde se vio inmersa en luchas fronterizas entre los reinos de Castilla y de León.
El emplazamiento, era una pequeña elevación de apenas siete metros de altura, con forma cónica y unos sesenta metros de diámetro, que las tareas agrícolas han ido rebajándolo hasta poco más de un metro, a la vez que han ido cegando el foso que lo rodeaba hasta convertirlo en poco más que una reguera. Debió de tener el acceso junto a la Iglesia. A mediados del siglo XIX aún se conservaban restos del castillo, que pertenecía al señorío de Frías, ya que según Madoz "se ven vestigios de edificios antiguos, entre ellos los de un fuerte".
Según comentan algunos vecinos, lo han conocido toda la vida cultivado. Antes era mucho más alto y con un foso todo alrededor mucho más marcado. También afirman que Eugenio Fontaneda realizó una prospección en la zona, apareciendo restos de una escalera que descendía bajo tierra, siendo tapado posteriormente con el cultivo de la finca.
El propio nombre de la localidad, Calahorra, hace referencia a un castillo o torre, levantado sobre un castro indígena previo a la ocupación romana.
La primera referencia documental que encontramos sobre Calahorra de Boedo corresponde al Becerro de los Beneficios de la catedral de Palencia, escrito en 1345, en el que se detalla el número de clérigos que dependen de la parroquia de Sta. María: cuatro prestes, un diácono, dos subdiáconos y seis graderos. Está incluida en el arciprestazgo de Herrera de Pisuerga.
Siete años después, el Becerro de las Behetrías informa que la población es behetría de Fernán García Duque, y tiene por naturales a las familias Lara, Quesada y Estrada. El rey recibe 270 maravedís en concepto de martiniega. También le pagan por servicios y monedas, aunque no por fonsadera ni yantar. El merino del rey recibe 21 maravedís.
Además, el que tiene una junta de bueyes paga a su señor por infurción 4 celemines de pan y 9 medidas de vino. El señor de Lara tiene derecho a 6 maravedís, y los hijos de Juan González de Estrada y de Ruy Gutiérrez Quesada 28 celemines de pan, mitad trigo y mitad cebada, de los que cultivan cereales, mientras que los que tienen viñas pagan dos cántaras y un cuartal de mosto, que reparten en cuatro partes, tres partes para los Estrada y el cuarto restante para los Quesada. Por último, el adelantado recibe anualmente 18 maravedís por "yantareja".
En 1528 la localidad tiene 42 vecinos pecheros y está incluida en la Tierra de Herrera de Pisuerga. Según los datos eclesiásticos de 1589 la iglesia cuenta con 55 feligreses. Dos años más tarde, la población la forman 62 pecheros, 1 hidalgo y 3 clérigos.
El Censo de la Sal, confeccionado en 1631, informa que tiene un concierto para suministro de sal de 16 fanegas, cantidad que piden voluntariamente.
La localidad funda en 1683 un montepío con un capital inicial de 500 cargas de trigo, cantidad que se reparte dos veces al año entre las familias necesitadas, en octubre para las que lo solicitan para la sementera, y a finales del invierno para las que han consumido sus existencias. Las últimas cuentas disponibles son de 1793.
También tiene un hospital que, según el inventario de bienes de 1711, dispone de dos camas, jergones, cobertores, mantas y útiles de cocina. El patronato de esta institución eclesiástica lo forman el cura párroco y los dos regidores más antiguos, que deciden sobre los asuntos más graves. Un mayordomo se encarga de la administración de los bienes y conocer las necesidades del hospital, mientras que el hospitalero se encarga de atender a los acogidos y la limpieza. Se conservan dos libros que abarcan las cuentas desde 1713 a 1832, con la excepto del año 1780.
Calahorra de Boedo, según los datos de las respuestas generales del Catastro de Ensenada, en 1752 pertenece al Duque de Frías que desde la localidad de Herrera de Pisuerga ejerce la justicia, pone y nombra los cargos. Por costumbre inmemorial ejercen la jurisdicción civil y criminal los alcaldes pedáneos, regidores y procurador que elige el pueblo. Recibe anualmente en concepto de "situado" 22 cargas y 11 celemines de pan, mediado de trigo y cebada, aunque desconocen el origen de este derecho. La población la forman cincuenta y ocho vecinos y medio, al contarse cada dos viudas como uno. El casco urbano lo forman setenta casas habitables, aunque seis se hallaban cerradas por falta de vecinos o arrendatarios, también hay catorce corrales con cubierta para el ganado.
Además, junto al rio Boedo el concejo tiene un molino harinero de dos ruedas, arrendado al labrador Dámaso Ibáñez, que produce anualmente quince fanegas de trigo valoradas en 225 reales de vellón.
El censo confeccionado en 1768 informa que el número de habitantes asciende a 279, de los que 147 son varones y 132 hembras.
Nueve años más tarde, un nuevo censo aumenta los habitantes a 316, 160 hombres y 156 mujeres, de los que 189 están solteros, 114 casados y 13 son viudos. Por edad destacan los 77 menores de 7 años como grupo más numeroso, mientras que el menor es el de mayores de 50 años que cuenta con 26. Llama la atención que hasta los 25 años únicamente hay 2 personas casadas.
Por ocupaciones, hay 38 jornaleros, 17 labradores, 5 criados, 3 artesanos, 2 comerciantes y 2 estudiantes. Además de 6 hidalgos, 1 militar, 3 beneficiados, 1 teniente de cura y 1 sacristán. El resto de los habitantes carecen de profesión específica o son menores de edad.
"Calahorra de Buedo" en 1828 es lugar de señorío perteneciente al partido de Carrión, con regidor pedáneo sujeto al alcalde mayor de Herrera de Pisuerga. Sus 80 vecinos, 300 habitantes, se dedican a la producción de granos, lino y vino. Tiene además 1.500 cabezas de ganado lanar y 1 molino harinero y 3 de aceite de linaza.
Según datos oficiales de 1843 son 70 los vecinos, de los que 60 tienen derecho a voto.
A mediados de siglo pertenece al partido judicial de Saldaña. En esta localidad se reúnen las juntas de los 18 pueblos formaban el valle de Boedo.
La población la forman 60 vecinos, 312 almas, con un casco urbano formado por 80 casas, muy mala la del ayuntamiento, y escuela de instrucción primaria a la que asisten 36 alumnos de ambos sexos, además de la iglesia parroquial y la ermita de San Roque. Mantiene la producción de granos, lino y un poco de vino. Cría ganado lanar y algo de vacuno. Como industria tiene la elaboración del lino para uso local y un molino harinero.
En 1882 la población es de 350 habitantes y cuenta con 132 edificios antiguos de pobre construcción y aspecto y otros 10 fuera del casco urbano. La escuela de primeras letras, que suele ser bastante concurrida por niños de ambos sexos, se sufraga con fondos municipales.
La iglesia parroquial está bajo la advocación de Nuestra Señora de la Purificación, más conocida como de las Candelas, obra de mampostería y ladrillo que consta de tres naves. Guarda en su interior una pila bautismal del siglo XII, considerada como una de las mejores de la provincia. Dentro del casco urbano se encuentra también la ermita de San Roque.