Castillos de Palencia
Telégrafo óptico
Torre óptica de Adanero

Las primeras noticias sobre la telegrafía óptica en España aparecen en La Gaceta de Madrid, en el año 1794, al publicar los resultados de las pruebas del francés Claude Chappe.

Tras varios años de estudios y propuestas en 1799 se aprueba el proyecto de instalación de la telegrafía en España, y una primera línea que uniría Madrid con Cádiz, dirigida por Agustín de Betancourt, de la que únicamente se construye el tramo Madrid-Aranjuez, que ya está operativo en agosto de 1800.

De 1805 a 1820 estuvo en funcionamiento una red telegráfica militar formada por cuatro líneas que unían Cádiz con varias ciudades cercanas.

Entre 1831 y 1834 se construyen varias líneas que unen Madrid con diversas residencias de la familia real en el extrarradio: Aranjuez, San Ildefonso, Carabanchel Alto, Riofrío y El Pardo.

En 1834, al poco de comenzar la primera Guerra Carlista, se construye una red que une Pamplona con Vitoria pasando por Logroño, rodeando la llanura de Álava y zonas ocupadas por las tropas carlistas.

José María Mathé es uno de los máximos responsables de un ambicioso proyecto publicado en 1844 que pretende unir Madrid con todas las capitales de provincia peninsular, y del que únicamente se construyeron tres líneas y varios tramos parciales.

Torre óptica, bastidor

La Línea que unía Madrid con Irún, conocida como Línea de Castilla, se terminó en 1846, la de Andalucía (Madrid-Cádiz) se completó en 1851 ampliándose hasta San Fernando dos años después, y la de Cataluña (Madrid-La Junquera) nunca llegó a funcionar en su totalidad.

Estas líneas tuvieron una vida muy corta ya que en 1857 se desmantaleba la última línea de telégrafo óptico al haberse ido sustituyendo desde 1854 por la telegrafía eléctrica.

La Línea de Castilla comenzó a funcionar el 2 de octubre de 1846 y unía el Cuartel del Conde-Duque en Madrid con Irún. Constaba de 52 torres separadas entre sí de 2 a 3 leguas (de 11,14 a 16,71 kilómetros), que se ubicaban en las provincias de Madrid, Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos, Álava, Navarra y Guipúzcoa. Aunque algunas se ubicaban en castillos o iglesias, la mayoría hubo que construirlas siguiendo los planos fijados por Mathé, que establecía 7 metros de lado por 12 de alto, con tres plantas interiores y una cubierta superior sobre la que se ubicaba el telégrafo.

Torre de Tariego

Las torres se construyeron principalmente con mampostería y ladrillo, siendo prácti­camente idénticas aunque con diferencias constructivas y de materiales. Pensadas como una pequeña fortaleza, contaba en todos los lados de la planta baja con aspilleras para su defensa. La puerta se situaba elevada a unos 4 metros de altura, correspondiente a la primera planta, a la que se accedía por una escalera de madera que se podía retirar en su interior. El resto de paredes de esta planta se abría una ventana, al igual que en las cuatro fachadas del último piso, desde el que se manipulaba el telégrafo, además de servir de observatorio.

En la azotea se encontraba el emisor, consistente en un bastidor en el que se apilaban tres franjas negras alternadas con otras blancas o vacías más altas, todas ellas interrumpidas en el centro para dejar una columna abierta por la que se movía verticalmente una pieza llamada indicador que podía adoptar doce posiciones correspondientes a los signos 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, m y X, en los que la m significaba signo erróneo y la X repetición del signo anterior. También se podía ocultar el indicador para separar dos signos o frases. Para transmitir indicaciones de servicio, contaba en un lateral del bastidor con una bola que podía adoptar seis posiciones.

Torre de Dueñas

La última planta de la torre disponía de un torno accionado por una manivela que me­diante una cadena transmitía el movimiento al indicador. Una rueda dentada solidaria con el eje del torno y dividida en doce partes permitía saber el signo representado por el indicador. El mensaje estaba codificado mediante frases completas recogidas en un Diccionario Fraseológico Oficial.

La provincia de Palencia contaba con cuatro torres, la número 20 situada en el pago de La Fausilla, término municipal de Dueñas, en una elevación de 785 metros y que se encuentra en estado ruinoso.

En una situación similar se encuentra la 21, ubicada en Tariego, en un cerro a 821 metros, mientras que han desaparecido las que se ubicaban en Isilla (Villamediana) y Negredo (Palenzuela), 22 y 23, respectivamente.

Consultar el libro Historia de la telegrafía óptica en España de Sebastián Olivé Roig para obtener más información.