Castillos de Palencia
Valdecañas de Cerrato
Panorámica de Valdecañas

 

En terrenos del antiguo término municipal de Valdecañas de Cerrato, hoy incorporados al de Baltanás, se hallan los restos de una fortificación sobre un cerro aislado de escasa altura, conocido como El Castillo, al que rodean los arroyos de Ontanilla y el Castillo.

Ocupa la cumbre de la pequeña elevación, adaptándose a su superficie irregular, con 90 metros de longitud máxima por 27 metros en su parte más ancha. Le rodea una muralla de piedra sin tallar, todavía visible en gran parte del perímetro, con un espesor de 1,80 metros y una altura máxima de 1,20. En su interior se aprecian restos de una torre situada en la zona más ancha, de la que se conservan 2,5 de altura. La profusión de piedras desprendidas hace difícil calcular la longitud de los lados que se pueden estimar entre 7 y 9 metros. De esta torre partía un muro que dividía el recinto principal en dos partes.

Panorámica del cerro

En sus cercanías se emplazaba “Villovayo”, despoblado ya en 1516 y la ermita de Santa Ana. En el paraje conocido como Roblecinto, también existen vestigios de otra fortificación que debió ser similar a la indicada anteriormente.

Valdecañas, al igual que otras localidades de la zona, sería repoblada a raíz de la reconquista de estos lugares en el último tercio del siglo IX. En 1074 aparece entre los núcleos de población incluidos en la jurisdicción del fuero de Palenzuela otorgado por Alfonso VI.

En 1352 se la conoce como “Valdecañas de Suso” y era lugar de behetría de Juan Rodríguez de Sandoval, teniendo como señores naturales a los Lara, Vizcaya y Valverde. El Rey cobraba la mitad de la martiniega, además de servicios y monedas, aunque no fonsadera. También cada casa pagaba en marzo 16 dineros, que al igual que otras localidades, se tributaba a la villa de Palenzuela. El señor recibía la otra mitad de la martiniega y yantar. Además, por infurción cuatro celemines de cebada y tres de trigo, asi como media cántara de mosto y un sueldo viejo. Los Lara y los Vizcaya recibían como deviseros 6 maravedís, y el resto 4.

Como consecuencia de la guerra que enfrentó a Alfonso V de Portugal, partidario de “La Beltraneja”, con los Reyes Católicos, Isabel la Católica impone en 1475 una contribución a la merindad de Cerrato, correspondiendo pagar a Valdecañas la cantidad de 6.864 maravedís.

Muro junto a la torre

A primeros del siglo XVI figura entre los bienes aportados por Teresa Sarmiento en su matrimonio con Pedro Acuña apodado “El viejo”, segundo señor de Villaviudas. Aparece censada a finales del siglo con 95 vecinos, y junto con otras localidades tributaba incluida en la Tierra de Palenzuela, a cuyo arciprestazgo pertenecía. En 1516 y 1675 aparece como posesión de los Almirantes de Castilla, los Enríquez, quienes recibían las tercias.

Con el nombre de “Baldecañas de Arriba” aparece en 1752, por cuyo señorío estaban en pleitos la Duquesa de Alba y el Conde de Benavente. Por el Real Consejo se encarga la administración de la villa a este último, que recibía en concepto de alcabalas, dos cántaras de miel y trescientos maravedíes. Constaba la población de 66 vecinos con 86 casas habitables.

En 1783 la población se vió reducida de 110 a 30 vecinos como consecuencia de una epidemia producida por las aguas estancadas después de inundarse dos arroyos que bañan la localidad. Dos años después, en el Nomenclator de 1785, aparece como Val de Cañas, incluida en la provincia de Valladolid, partido judicial de Palenzuela, con alcalde pedáneo.

Durante la Guerra de la Independencia sirvió de refugio de los guerrilleros que hostigaban los convoyes franceses que recorrían el Camino Real en el tramo Valladolid a Burgos.

Figura incluida en 1834 en la provincia de Palencia, partido judicial de Báltanás, y a mediados del siglo XIX en el arziprestazgo de Burgos, contando con 48 casas de mala construcción y una población de 45 vecinos, equivalentes a 235 almas.

Nuestra Señora del Campo

El censo a 31/12/1877 recoge una población de derecho de 383 personas, 191 varones y 192 hembras.

Mediante decreto del Ministerio de la Gobernación del año 1974, el municipio de Valdecañas de Cerrato fue incorporado al de Baltanás, localidad de la que dista 9 kilómetros.

En la población destaca la iglesia de San Nicolás de Bari, del siglo XVI aunque muy reformada en 1780, y la ermita de Nuestra Señora del Campo, situada a las afueras de la localidad, junto a la cual existe una necrópolis con varias tumbas del siglo XI.