Castillos de Palencia
Calabazanos

A finales del siglo XII existió una torre o casa fuerte en la localidad de Calabazanos que se encontraba bajo el dominio del infante Don Juan. Al igual que otras villas del Cerrato, fue tomada en 1217 por el rey de León Alfonso IX durante el enfrentamiento que tuvo con Fernando III por el reino de Castilla.

Convento de Santa Clara

En la guerra sucesoria que tuvo lugar durante la minoría de edad de Fernando IV, la capital palentina se mostró fiel a la corona, lo que provocó que el infante rebelde causase varias muertes entre los vecinos a la vez que les quemó los campos y derribó molinos y aceñas.

Por su parte, los palentinos tomaron el castillo de Tariego de Cerrato y la torre de Calabazanos, a la vez que ayudaron al ejercito real en la toma de Paredes, Monzón y Ampudia, lo que les valió a los habitantes de Palencia en 1300 el señorío sobre el castillo y villa de Tariego, así como el privilegio de exención tributaria, a excepción de moneda forera, yantar y martiniega.

Según Ricardo Becerro de Bengoa la fortaleza quedo destruida. En todo caso debió de quedar bastante maltrecha pues en 1366 ya no se habla de torre, sino de casa fuerte.

La torre o casa fuerte pudo haber estado en uno de los ángulos del patio renacentista, desde el que se accede a una construcción con muros de sillería de gran grosor que cuenta con aspilleras.

El lugar de Calabazanos ya debió estar ocupado en época romana, pues en sus proximidades han aparecido restos cerámicos y de construcción que pudieran corresponder a una villa de los siglos II al IV d.C.

Monumento a Gómez Manrique

Juan Rodríguez de Sasamón figura a finales del siglo XIII e inicio del XIV como señor de la villa, al que según el Becerro de las Behetrías dan los vecinos 3 sernas anuales y pagan 20 sueldos y 2 gallinas por cada casa. Además abonan servicios y monedas al Rey, aunque no pagan martiniega, fonsadera ni yantar.

Pasa por venta de su familia a Fray Diego García de Padilla, maestre de Calatrava, quien a su vez la vende en 1366 al Adelantado Pedro Manrique. Tres años después la dona a Alvar Gómez de Herrera quien en 1375 cede el lugar por 91.000 maravedís al hermano del Adelan­tado, Diego Manrique.

En 1431 su hijo, Pedro Manrique IV, en cumplimiento del testamento de su padre, establece en la localidad el monasterio de Santa María de la Consolación, regido por monjes benedictinos. Ese mismo año se celebra en este lugar el matrimonio de Alvaro de Luna con Juana Pimentel, con la presencia del Rey Juan II y su esposa. Con el fallecimiento de Pedro Manrique en 1440 los monjes abandonan el lugar.

Su viuda, Leonor de Castilla, funda en 1446 el convento de clarisas de Nuestra Señora de la Esperanza en su palacio de Amusco. Su hija Aldonza figura como abadesa en 1458 cuando por bula de Calixto III se concede el traslado a Calabazanos.

Retablo de la iglesia conventual

La familia Manrique sigue ligada al monasterio, y así el poeta Gómez Manrique, a petición de su hermana María, vicaria de convento, escribe a mediados del siglo XV el "Auto del Nacimiento de Nuestro Señor", que es considerada la primera obra en lengua castellana de autor conocido, para ser representada por las religiosas el día de Navidad, y a cuyo estreno, según la tradición, asistió la infanta Isabel de Castilla.

Tanto en 1514 como en 1520 Calaba­zanos paga 4.000 maravedís por alcabalas y tercias. Tiene 33 vecinos pecheros en 1538 aunque no pagan la contribución por servicio. Carlos V trató de vender la villa en 1553 aunque sin éxito. A finales de siglo en 1591 el número de vecinos asciende a 56, de los que 48 son pecheros, hay 1 clérigo secular, 7 del clero regular y no hay ningún hidalgo. Son vasallos del monasterio de Las Huelgas.

Datos de 1631 indican la existencia de 34 vecinos, 88 personas. También informan de la existencia de 28 cabezas de ganado mayor y 200 de menor.

La Chancillería de Valladolid, en una sentencia de 1680 califica a la población como lugar solariego del convento, con sus vasallos y heredades. Este año se dictan unas nuevas ordenanzas Se indica en 1712 la existencia de 14 vecinos pecheros entre los que hay 2 viudas contada cada una como medio vecino, y 3 pobres.

Interior de la iglesia conventual

A mediados del siglo XVIII cuenta con 23 vecinos, en el que se incluyen 2 viudas consideradas como 1 vecino. El número de casas es de 21, todas habitadas y propias del convento a excepción de la del Conde de Torrepalma. Hay además un sitio cubierto donde se encuentra la fragua.

El censo de 1768 indica una población en la localidad de 108 habitantes. Por su parte en el convento hay 33 monjas, 2 novicias y 2 seglares para su ayuda, además de 3 individuos de la misma orden para asistir a la comunidad. Se conoce de la existencia en 1771 de 4 cofradías: Sacramental, Cruz, Ro­sario y Animas, que celebran 4 misas y dan colación a costa de los cofrades.

En el censo de Floridablanca elaborado en 1789 figura como lugar de Abadengo con alcalde mayor y teniente de alcalde mayor nombrados por la Abadesa del Convento de Santa Clara. La población asciende a 120 habitantes, 68 hombres y 52 mujeres. En el monasterio de monjas franciscanas hay 28 profesas, 3 novicias, 3 criadas y 16 criados.

Durante el siglo XIX se indica la existencia de 16 vecinos, 75 habitantes, en 1828, mientras que en 1843 figuran 14 vecinos, que disminuyen en 1850 a 10 vecinos, 52 personas. En esta última fecha cuenta con 17 casas, escuela a la que asisten 12 niños, una pequeña tienda que también se usa como taberna y figón, dos posadas próximas a la localidad y un molino harinero sobre el río Carrión. Además de la actividad agraria, algunas mujeres realizan el hilado de lanas para las fábricas de Palencia.

Iglesia de Santiago Apóstol

La Localidad en 1882 ya figura como lugar agregado a Villamuriel, con 80 habitantes y 20 edificios, mientras que en 1886 aumenta el número de personas a 89 y se mantiene el de edificios, aunque con uno inhabitado. Son construcciones generalmente de 2 plantas, salvo 3 de un piso, que se agrupan en tres manzanas.

El actual convento de religiosas clarisas posee un importante patrimonio artístico, destacando en él su iglesia barroca, única parte visitable del monasterio, los sepulcros de las primeras abadesas y el claustro rena­centista con su capilla, así como numerosas obras de arte mudéjares, góticas, renacentistas y barrocas. Días antes de la Navidad varios grupos de teatro, con la colaboración de las monjas, siguen representando el "Auto del Nacimiento de Nuestro Señor".

Por su parte, en la localidad destaca la iglesia de Santiago Apóstol, construida a principios de este siglo. En su interior tiene un arco de piedra del siglo XVI recuperado de la antigua iglesia de Santiago que se situaba junto al convento.